Fíjate
La mayoría de las veces, la belleza se oculta tras la distracción de nuestras miradas, absortos en el día a día.
Miramos, pero no vemos, oímos pero no escuchamos, pero sobre todo pasamos a través del tiempo, como cuerpos traslúcidos, sin sentirlo, sin llenar nuestros poros, dejando que ese tiempo, se escape de entre las manos, más preocupadas en ver como cogemos el otro tiempo que se acerca.
Quién, no ha concentrado alguna vez, su vista, y su pensamiento, en una simple llama de fuego… y se ha dejado atrapar por su magia de figuras insinuantes, siluetas que se pierden y encuentran, y colores que toman vida, y se ha transportado a sus mejores momentos y vivencias.
Quién, no ha atravesado ese fuego, para reencontrarse con sus anhelos, y sueños dejados atrás, en no se sabe que cruce de caminos.
Y es un simple fuego, sin magia.
La única magia, emana de la capacidad de pararnos, observar, sentir, disfrutar del momento, y elevar lo más poderosos que tenemos, nuestra imaginación, a lo más sublime, a transportarnos, y a “visualizar” momentos.
Cada día, cada momento, cada acto, nos ofrece una nueva posibilidad de transformarlo, de pararnos, y decidir en que lo transformamos.
Pararnos, fijarnos, decidir que hacemos y porque, disfrutar de rincones que he visto, y no he mirado, de ruidos que he oído pero no he escuchado, y que solo parándome hoy, pueden parecerme diferentes, y hacerme disfrutar de un momento mágico, que jamás hubiera imaginado.
Y quizás, en eso consista la auténtica felicidad, en la capacidad de apreciar cada cosa, por lo que es, sintiéndola, disfrutándola, y dedicándonos ese tiempo, que perdemos buscando, sin saber que buscamos.
¿Y si mañana, al salir, fuéramos despacio, miráramos los rostros, los paisajes, el cielo, respiráramos hondo, y nos transportáramos….?
Quizás ese día, sería diferente, las cosas fueran diferentes, y quizás, y digo quizás, hasta nosotros mismos, empezaríamos a ser un poco diferentes…..
“No puedes tocar una flor, sin importunar a una estrella”